"Cuando pienso en mi primera adolescencia, me suele venir a la mente la sensación de acurrucar algún animalito contra mi pecho. Es bastante pequeño, más o menos del tamaño de un gato. No es un bebé humano ni un animal. No exactamente. Es en parte animal y en parte algo distinto. Recuerdo una ocasión en la casa de Price Road. Debo tener unos doce o trece años. Me pregunto qué es... ¿una ardilla?... No del todo. No lo puedo ver con claridad. No sé qué necesita. Lo que sí sé es que confía en mí completamente.
Mucho más tarde supe que había sido escogido para interpretar el papel de Guardián, para crear y criar una criatura en parte felina, en parte humana y en parte algo aún inimaginable, que bien podría ser el resultado de una unión que no ha tenido lugar desde hace millones de años."
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"Un día en la Casa de Piedra, antes de que ninguno de los gatos hubiera empezado a vivir en el interior de la casa, estaba entrando a toda prisa en el granero y alcé la mirada y allí estaba encima de un montón de leña detrás de mi blanco de tiro el pequeño gato blanco. Cojo mi fusil y me acerco lentamente, y ahora puedo ver a la gata madre allí encima del montón de leña con tres pequeños gatitos a su alrededor. Se acerca hacia mí pavoneándose y apoya la cabeza sobe mi mano.
"Veo que eres un buen hombre, sheriff. Cuida de mí y de mis bebés".
Fue muy emotiva la simplicidad de su gesto. Durante miles de años las gatas han repetido ese gesto, y los hijos detrás de ella: "Esta es mi creación... lo único que puedo hacer... lo que tengo que hacer"".
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"... Cuando los gatitos cumplieron diez semanas regalé dos de ellos. Y Ginger seguía buscándolos y llorando de habitación en habitación, buscando debajo de la cama, debajo del sofá. Y decidí que yo no podía volver a pasar por esto otra vez. Ginger ha tenido que pasar por eso durante siglos."
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"Todos vosotros, amantes de los gatos, recordad los millones de gatos maullando por las habitaciones del mundo depositando toda su esperanza y confianza en vosotros, de igual modo que la pequeña madre gato de la Casa de Piedra depositó su cabeza sobre mi mano, como Calico Jane depositó sus bebés en mi maleta, como Fletch saltó a los brazos de James y Ruski se precipitó hacia mí ahíto de felicidad."
Desprès de la terrible tempesta no hi havia una taulada més buida. A l'endemà van tornar a aparèixer, des de la finestra no podia parar de mirar-los i fer fotos.
Havent llegit el petit llibre de Burroughs a Camporrells i a Benicarló, agost 2014.
a Nerea, Laia, Anna, Gloria, Gisela, David, Elisabet, Jordi